El gato con botas.

Nunca comprendí, el cuento del gato con botas, ese gato que tenía todo su poder en sus botas y que no iba sin ellas a ningún sitio, ya que parecía que ellas le daban la sabiduría y la fortaleza, bueno, miento, nunca lo comprendí, hasta que tuve mis primeras botas, o porque no decirlo, mis primeros zapatos con tacón. Desde pequeña, siempre me ha gustado bailar, prueba de ello es que me encantaba ponerme vestidos de sevillanas, con sus tacones, que hacía resonar por toda la casa. A medida que fui creciendo, cambie esos mismos zapatos de baile, por otros, un poco más sofisticados, diferentes, pero que tenían el mismo uso, bailar, taconear, demostrar al mundo la fuerza que tiene un sonido, producido por el movimiento de las piernas, y no, por el andar... Cuando decidí, dejar el baile, para ir a otras clases, los tacones se quedaron conmigo. Mi abuela siempre me dice "Una mujer bella, es aquella que sabe pensar, y además, andar con tacones", bien, yo puedo decir, que me c...