La princesa 9
Y unos días después, o tal vez unas horas, o simplemente unos minutos, el guerrero abrió los ojos de nuevo, y esta vez cuando despertó, se sentía fuerte. - Para estar muerto, me siento bastante bien- se dijo más para si, que para algún posible presente- Y creía que estándolo no dolía nada- se tocó el pecho a duras penas- ufffff, cómo me duele el pecho. - Eres un quejica, forastero- Dijo una voz- En mi vida he visto a alguien tan quejica, supongo que será normal en las tierras bárbaras que vives. El caballero dirigió su mirada hacia la voz y pensó que qué pena haber muerto, ahora su vida podría haber tenido sentido al fin.