La puntería no era mala, una flecha se le clavó en el pecho, aunque con la coraza que llevaba, no profundizó mucho y el guerrero pudo arrancarla con un “Ahh” y sin perder el movimiento, lanzarla a uno de los arqueros que estaban más cerca, clavándosela en la frente. Los otros atacantes, al darse cuenta, no siguieron avanzando y se dispusieron a montar un pequeño asedio. - Pues vamos apañados, y con la sed y hambre que tengo, solo me dejan una opción- Dijo mientras se incorporaba- Me rindo. Cuatro flechas siguieron a la anterior, y se le clavaron en el cuerpo, sin piedad.