Isemay- Parte 9.4 VIVO

 -                            Maldito seas- la defendió Osmar- voy a matarte por lo que has hecho- le miró a los ojos desafiante- nadie toca a mi mujer.
-                            Soltarle- habló a sus hombres sin dejar de mirar a Osmar, y Uwuain cayó contra el suelo al desatar las cadenas en un ruido ensordecedor que provocó que el aire volviera a llenarse de polvo- en este estado no escapará.
-                            ¿Qué hacemos con la joven?- le preguntó el hombre que aun la sostenía en brazos.
-                            Llevarla a mí recamara- ordenó y acto seguido todos abandonaron la estancia.
No hacía ni media hora que habían cerrado la puerta de la estancia dejándola de nuevo a oscuras cuando Uwuain abrió los ojos, jamás pensó que le dolieran tanto las muñecas, su hermana debería haberse despertado antes con los gritos, y los guardias podían haberle soltado con más delicadeza sobre el suelo. Estaba a punto de rendirse por el dolor y la desesperanza de que nadie vendría a ayudarle cuando se había abierto la puerta, había preferido mantener los ojos cerrados para no ver lo que ocurría e intentó evitar oír la discusión, pero sabía que Isemay había pegado a Wilde y que ahora ella no estaba allí pues se había desmayado.
Mataría a Wilde por atreverse a tocar a su hermana, pero antes, saldría de allí. Abrió los ojos con torpeza y sin moverse, para comprobar que la estancia estaba vacía, no podía correr ningún riesgo pues podían encontrarle y entonces no volverían a tener otra oportunidad. Sabía que su hermana estaba decidida a cambiarse por él, pero pensaba que había muerto o estaba a punto de morir, lo que le daba un tiempo valioso, ya que ella, no cedería sino comprobaba su estado, y para cuando volvieran a abrir las puertas, mataría a todo aquel que se pusiera en su camino.
Apoyó las palmas de las manos en las losas cuando sus ojos comenzaron a acostumbrarse a estar despiertos, pequeñas piedras se clavaron en sus palmas ante el contacto pero a penas las noto, tenía las manos tan entumecidas que la insensibilidad no le dejaba apreciar nada. Con firmeza intentó incorporarse, pero parecía costarle mover las piernas, rígidas a causa de tantos días en la misma posición, sus músculos se quejaron y pequeñas agujas parecieron clavarse en cada uno de los músculos de su cuerpo. Cogió aire y sintió una punzada de dolor en las costillas, la herida se había vuelto a abrir.
Desde donde se encontraba no podía ver a Osmar y seguramente el joven tampoco le veía a él, de momento no pensaba decirle que estaba despierto, debía asegurarse de tomar fuerzas, cuando se moviera de donde estaba tenía que hacer las cosas rápido para salir de allí. La sangre se le acumuló en la vena de su sien, iba a matar a Wilde por lo que había hecho.
Se aseguró mejor la venda que le apretaba el costado para mantener a raya la hemorragia y colocó de nuevo los vendajes en sus muñecas y sus tobillos, tenía que salir de allí con ese atuendo y sería mejor asegurarse de sus heridas antes de emprender la marcha.

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