Isemay- Parte 20.12 VIVO
- Podemos ir comiendo- informó Uwuain al capitán que le miró sorprendido- suelen hacerlo a menudo, se cansaran pronto, los dos están agotados- dijo sentándose a la mesa y tirando de su hermana para que se sentara a su lado.
Doña Encarna y los demás habían hecho lo mismo, cenaron y compartieron tensas risas mientras fuera Isobair y Osmar se pegaban, Isemay había paseado varias veces por la sala nerviosa sin acercarse a la ventana, pero temiendo que esta vez no pararan, las peleas de niños nunca habían durado tanto, pero su hermano volvía a sentarla a su lado una y otra vez. Una hora después de la cena, el capitán y su esposa se habían marchado a dormir, lo mismo hicieron su hija y su esposo. Uwuain les siguió una hora después, tras salir por la puerta trasera a saludar a sus hombres.
Isemay se fue a su habitación cuando vio que los dos hombres se alejaban por la estrecha calle muy golpeados, probablemente para ir a alguna taberna a emborracharse como amigos. Maldijo en silencio cuando entró a su cuarto y golpeó con fuerza sobre la almohada. Los hombres siempre tenían que resolver sus cosas de la manera más violenta, algo que odiaba.
Su esposo regresó de madrugada, borracho y lleno de moratones, entró en la habitación haciendo más ruido del que pretendía, y llamándola a gritos para que le ayudara a quitarse las botas. Isobair y él habían arreglado sus diferencias, ya estaban en paz, y Osmar le había informado que Isemay regresaba a Halk con él, como su esposa, una grata noticia que su primo recibió con entusiasmo, aunque le amenazó si se le ocurría volver a hacerla daño.
- ¿Por qué no deja de moverse la habitación?- la preguntó mientras la miraba a los ojos y tomaba un mechón de su pelo entre sus dedos.
- Si no dejas de gritar, voy a sacarte de nuevo a la calle para que te congeles de frío- le reprendió.
- No creo que puedas moverme- la retó sonriente.
- Acuéstate vestido, no pienso desnudarte- se quejó al ver que no podía quitarle las botas- espero que esto no se convierta en costumbre, no pienso convivir con tus borracheras.
- Alguna vez te he dicho que eres preciosa- la piropeó.
- Creo que no nos hemos visto muy a menudo para que me lo dijeras.
- Pues me arrepiento- la tocó la mejilla esta vez- debí haberte cuidado más.
- Eso no voy a discutirlo- le arropó.
- Acuéstate a mi lado- se quejó al ver que ella se sentaba en una silla al otro lado de la habitación.
- No estas en condiciones…
Comentarios
un besote niña
Se merecía un balazo la verdad, así no volvía a irse con otras.
Un besazo.