Isemay- Parte 26.2 MUERTO
Ya no temía por su vida, tal vez podría morir ese día, comenzó a dejarse vencer por el sopor de lo que estaba aconteciendo. Y cerró los ojos, volviéndose flácida y escurridiza entre los brazos de su prometido. Oyó gritos de hombres a lo lejos que le metían prisa por salir de allí.
- ¿Quieres que viva?- la preguntó zarandeándola de nuevo- pues aún tienes que casarte conmigo.
- Mi señor- le interrumpió uno de los hombres- tenemos que salir.
La agonía que sufrirían otras personas si ella fallecía, la hizo volver en sí, su cuerpo comenzó a recobrar fuerza y su hijo fue consciente de que ella necesitaba de su energía para saber que tenía algo por lo que luchar. La pateo con fuerza, tanto que sintió toda la valentía y el coraje para enfrentarse a lo que viniera.
- Tu tío te lo agradecerá- pensó para sí.
- ¡Son piratas!- grito un hombre que acababa de llegar hasta la puerta.
- Hay que salir a cubierta antes de que otro cañón impacte en los camarotes- oyó decir a Wilde que tiró de ella sin ningún miramiento hacia el pasillo.
De lado a lado y golpeándose con los laterales del pasillo a causa del movimiento del barco, consiguió llegar al borde de las escaleras. Al fondo, vio como Tricia era ayudada a salir por un hombre que la empujaba escaleras arriba agarrada de la cintura.
- ¿Estas herida?- quiso preguntarla, pero sabía que no la oiría entre tanto grito.
Ella a penas se volvió para verla, mientras Wilde la empujaba. Otro cañonazo, que la hizo tambalearse de nuevo ya en las escaleras, y hubiera caído hacia atrás, si el hombre que la dio el sombrero el primer día, no la hubiera agarrado del brazo sosteniéndola.
- ¿Esta bien, mi lady?- la preguntó.
- Por supuesto que está bien- tiró de ella Wilde para ponerla a su lado.
- A mi no me lo parece, mi lord- habló Thorpe de nuevo.
- Es mi prometida- le encaró.
- Las mujeres deben colocarse en otro sitio, mi lady- apareció el capitán terciando entre los hombres- estamos siendo atacados y me temo que son piratas, estaría más segura con el resto de mujeres.
- Por supuesto- habló Isemay rápidamente- lléveme junto a ellas.
Como habían previsto Wilde no objetó nada, prefería salvar su vida a proteger a su prometida.
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un besote
Un besazo.
Un besazo Orthos.