Isemay- Parte 31.3 MUERTO
- Quita esa sonrisa de tu cara, no se que puede hacerte tanta gracia- le interrumpió su amigo bruscamente.
- El saber que mi hermana tiene dignidad y orgullo, me hace estar feliz por ella, entiéndeme- dijo al ver que daba un paso en su dirección amenazante y levantó las manos en señal de paz.
- Maldita sea, se ha vuelto fría como un tempano de hielo, eso no es dignidad ni orgullo, es indiferencia, y no puedo soportarlo- rugió.
- Solo está intentando aislarse de lo que siente, ya sabes como es, siempre ha sido así.
- Eso es lo que tú recuerdas, conmigo siempre fue calida.
- Ya no recuerdas cuando de pequeña la castigaban y pegaban y ella jamás lloraba hasta no encontrarse sola. Eso es exactamente lo que esta haciendo, quiere que nos rindamos por su indiferencia, pero al menos yo, no estoy dispuesto a que eso ocurra.
- ¿Me ves con ganas de rendirme? Es mi esposa, y va a quedarse a mi lado.
- No es cuestión de obligarla a aceptarnos. Supongo que querrás que ella se quede con nosotros, es una decisión tuya como su esposo, y pienso apoyarte, prefiero mil veces que nos odie a que vuelva a la corte a manos de esos imbéciles. Pero hay formas que veo más adecuadas que otras.
- ¿No vas a darme una pista?
- Solo hay que tener paciencia, conseguiremos derribar sus defensas.
- Sus defensas parecen murallas infranqueables- golpeó la mesa con un puño.
- No es una muralla, eso es lo que ella intenta creer.
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