Isemay 41.6
Estaba oscureciendo, y ya había preparado las maletas para regresar a
casa, sentada frente a la ventana, escuchaba a su hijo chapotear en el agua de
la bañera mientras la nana lo bañaba. Apoyó su mano frente a la repisa de la
ventana, y observó la noche, sabía que debía tomar un decisión, quince días no
devolverían a su vida todo el esplendor de lo que fue, pero el tiempo lo haría.
Se sentó frente a la repisa de la ventana y apoyada en el alfeizar,
escribió una nota para su primo, no podía regresar con él, sabía que estaba
poniéndole en peligro constantemente, y ahora que parecía haberse encariñado
con una chica de la corte, no tenía derecho a quitarle la felicidad que podía
conseguir. Partirían al día siguiente al atardecer, estaba segura de que Lord
Colen y Shira Macboud esperaban su llegada, eran parientes lejanos suyos, y
meses antes ya la habían pedido que fuera a visitarles el tiempo que deseara.
Olaft viviría a gusto allí, hasta que ella decidiera donde establecerse, la
hija de menor de Lord Colen, siempre había sentido predilección por Olaft,
había sido la única visita que ella y el niño recibieran en casa de Reynald.
Cuando
Isemay abrió los ojos a la mañana siguiente no recordaba haberse quedado
dormida, pero en la habitación contigua se oía a su hijo riendo. Seguramente
era tarde, por eso el niño estaba despierto, pero le parecía extraño que nadie
la hubiera despertado. Sacó los pies de la cama y se puso un chal sobre los
hombros al notar el aire frío de la mañana.
-
Nana- salió de su habitación para hablar con la nana de
su hijo- ¿Por qué no me des…- Sus palabras no llegaron a salir de su boca.
-
Buenos días- la saludo su esposo con una sonrisa.
Comentarios
Besotes!
Peligro.
Abrazo
otro besote profe
Dany, se debió estropear jejejeje.
Sabores, si, es que vaya tela lo que hacían trabajar a la pobre mujer jejejeje.
Un besazo a los tres.