Honey eyes 5
Y seguimos con el reto de San Valentín... podéis uniros en: http://podemos-juntos.blogspot.com.es/
"...Ella comenzó a masajearle el gemelo, él se tumbó de espaldas dejando caer al cabeza y el cuerpo hacia atrás mientras la dejaba hacer, sus manos, sobre su pierna desnuda, aliviaban, demasiado, tal vez más de lo que debería.
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"...Ella comenzó a masajearle el gemelo, él se tumbó de espaldas dejando caer al cabeza y el cuerpo hacia atrás mientras la dejaba hacer, sus manos, sobre su pierna desnuda, aliviaban, demasiado, tal vez más de lo que debería.
Tenía las manos tibias, ella lo
sabía, y también que empezarían a sudarla de un momento a otro como no apartara
sus manos de él, pero era la primera vez que le tocaba, quería alargar ese
momento. Finalmente, cuando comenzó a notar que la gente empezaba a salir de la
clase, retiró sus manos de él.
—
¿Te dejo de doler?- le preguntó mientras él se
incorporaba a mirarla.
—
¿Dónde aprendiste a dar masajes así? – La
preguntó
—
Nunca sabes cuando lo puedes necesitar- sonrió
ella- Bueno, ahora creo que tengo que irme- se levantó del suelo para
marcharse.
—
¿Ya hiciste gimnasia?- la preguntó mirando su
botella de agua llena y su toalla sin sudor perfectamente colocada alrededor de
su cuello.
—
Bueno, no exactamente, pero mañana haré.
—
¿Quieres que quedemos mañana?- La preguntó-
observé que eres nueva, más que nada porque recordaría tus ojos de haberlos
visto antes por aquí, si quieres, puedo enseñarte a utilizar las máquinas, a
veces estos cacharros no funcionan muy bien.
—
No te preocupes, de verdad, puedo hacerlo sola,
seguramente no sea tan difícil, hoy solo vine a mirar.
—
¿Pero ya pagaste?- La preguntó- Entonces no se
puede mirar.
—
¿Cómo dices?
—
Tienes que hacer gimnasia, anda ven- la cogió de
la mano y tiro de ella hacia el fondo del gimnasio donde estaban las máquinas
para hacer pecho.
—
Ya me iba de verdad- le dijo mientras notaba
como sus manos comenzaban a sudar entre las de él.
—
No, tienes que hacerlo, solo dime, ¿Qué
prefieres hacer hoy? Evitaremos pierna, aun no se si puedo fiarme de mi gemelo,
por mucho que tus manos sean milagrosas, y no quiero llamarte esta tarde para
que tengas que venir en mi auxilio a mi casa- la hizo sonrojarse ante el
comentario.
—
Bien, bueno, hagamos estas máquinas- le indicó.
—
Mira, yo lo haré primero, observa… Solo tienes
que poner unas pesas aquí, tirar de esta palanca, agarrarte así, brazos
abiertos siempre, puedes hacerte daño."
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Comentarios
Aparte de eso,,,,,,,, sigue interesante.
Un abrazo.