Una nueva vida- Capítulo 4.1
Recorrieron el amplio corredor y por fin llegaron a una sala, José llamó a la puerta y después la empujó, un hombre bastante grande se levantó de su silla y les invitó a pasar.
El hombre era corpulento y su aspecto serio y con buen talante se hacía respetar, pero en sus ojos y al ver como la observaba, Radians vió una pizca de comprensión.
— Padre, ella es la muchacha con la que estaba la tarde anterior- el padre de José se incorporó, camino hacía un mueble bar y se sirvió una copa de coñac sin ni siquiera mirarles.
— Creo que mi hijo le habrá explicado la situación, no digo que usted sea culpable, de hecho no lo creo, pero debía hablar con usted para demostrarme a mi mismo que lo que mi hijo decía era cierto- comentó de nuevo mientras volvía a acomodarse en su butaca.
— Discúlpeme señor, ¿Qué decía su hijo?
— Que tu eres su amiga- sorprendió a Radians con la frialdad que lo dijo.
— ¿Y lo soy?
— No lo sé, eres tu quien debe decírmelo, yo no creo en la amistad, en este mundo todo se mueve por el interés- y un atisbo de cierto dolor se reflejó en sus ojos.
— Le aseguro señor, que si usted me lo pide yo me apartare de su hijo...yo no quería ocasionar ningún malestar, yo no quería problemas, señor -la interrumpieron pues tocaron a la puerta.
— ¡¡¡Ella es!!!- grito Hanna abriendo la puerta de golpe y tres guardias entraron tras ella- ella me he robado las joyas, deténganla, no quiero ladronas en mi casa.
— ¡¡¡José!!!- grito Radians mientras los guardas intentaban agarrarla.
— ¡¡¡Madre, suéltala!!!- grito José- suéltala, es mi amiga.
— Suéltenla- dijo el padre de José entre todo el revuelo- suelten a mi nueva hija- repitió de nuevo y todo quedó en silencio.
— Mateo, ¿Qué dices?- pregunto Hanna a su esposo.
— Lo que has oído, suelten a mi hija y salgan de mi casa señores ordenó tajantemente.
— Disculpe señor- dijo el guarda- nosotros pensábamos…
— Os he ordenado que salgáis de mi casa, así que háganlo- repitió con fuerza- están asustando a mi invitada.
Hanna salió de la habitación, seguida por los tres guardas que soltaron a Radians de repente. Ella comenzó a llorar y se abrazó a José, el cual la devolvió el abrazo.
En este momento se sentía la peor cosa del mundo, no sabía que hacer, y lo peor es que se sentía tan indefensa que deseaba con todas sus fuerzas salir corriendo e irse a llorar en paz.
— Sentaros- dijo en tono exigente Mateo, el padre de José y los dos se sentaron.
— Hijo, ya tienes veintitrés años, acabo de reconocer a esta muchacha como mi hija, pero sabes que si ella se queda en esta casa tu madre se irá y aunque no puedo soportar a tu madre tampoco puedo quedar mal con su familia, deberás marcharte y hacerte cargo de ella. Sabes como es tu madre y lo que luchara por quitarla de en medio, llévatela lejos, muy lejos...
Comentarios
Um casamento de fachada!
O pobre «rico» jovem tem uma mae muito «especial»!
Felizmente que o pai e compreensivo.
Muitos parabens.
Beijinho
Beatriz
¡Valla susto me lleve! Pero que descaro de la tal Hanna. Menos mal que el padre de José la protegió.
Y mira como nos dejas en suspenso.
Saludes
Hanna no me ha gustado nada... puedo entender que su marido no la soporte
Besos