Una nueva vida- Capítulo 11.2
Cuando José despertó, se bañó, se vistió adecuadamente, dio un beso en la mejilla a su prometida, la preguntó si todo estaba a su gusto y pidió el coche, cuando llegó a casa de Radians, Ascra abrió la puerta.
— Mi señor, ¿qué hace aquí?- pregunto Ascra sorprendida al verle
— He venido a buscar a su hija
— No creo que esto sea correcto.
— Soy el señor- sabía que eso daba igual, si ella se negaba a verle, pero tenía que intentar hasta el último recurso- dile a tu hija que salga
— No esta- respondió muy rápido Ascra- está en el médico, en un pueblo de al lado.
— ¿Qué pueblo?
— No, no tengo obligación de decírselo, ella necesita tranquilidad
— ¿Por qué?
— Mi señor, no tengo porque responder a todas sus cuestiones.
— Mire Ascra, me da la sensación de que usted sabe quién soy y sé que ella no es su hija
— No ponga en duda lo que le digo, ella recibió su mensaje ayer y no apareció porque dice que usted se equivoca de persona
— No me equivoco, sé que es ella... ¿dónde la encontró?
— Yo... yo la di a luz
— Mentira
— Es verdad, yo la di la vida
— No mienta, no quiero mentiras, no lo comprende, llevo un año buscándola
— Pues siga buscando, se equivoca. Y escúcheme bien, déjela vivir, olvídela
— Jejeje- rió- no puedo, ese es el problema, que no puedo, que necesito tenerla a mi lado, era mi amiga
— La abandonó- explotó Ascra
— No, yo intente salvarla- se defendió- pero ahora que sé que es ella y que usted lo ha confirmado necesito hablarla
— No, usted la abandonó, dejo a mi pequeña malherida, no se acerque a ella
— No me amenace Ascra, dígale a su hija que vendré mañana a verla y que si no está aquí, mandare que la encarcelen, si esa es la única manera de hablar con ella
— Ella no ha cometido ningún delito
— Es delito estar en ese manantial, está prohibido.
— Pero, el capataz...
— Matías ya me explicó, pero aun así sigue estando prohibido.
— La deseas el mal
— No, es mi único recurso, dila que no la haré daño que necesito explicarme
— Por Dios, te vas a casar
— No quiero estar con ella, no la amo... bueno, tal vez
— Olvídala, cásate, forma una familia, olvida que la conociste
— No puedo, todavía recuerdo ese día que estaba dormida, y la desperté y como se puso, parece que ella siempre viene a caer a mi herencia- rió- es mi amiga, lo hubiera dado todo por ella, me dispararon
— A ella también y tu la abandonaste
— No, no la abandone, la salve
— ¿Y el dinero que la deje?
— No lo comprendes, ella no quería tu dinero
— Pero podía haberse curado antes
— No, ella no quiere eso, ¿sabes lo que hizo? La dejamos una cicatriz y se despertó una noche, había soñado que tú la reconocerías por eso y ella no quería, así que se marchó al río, una campesina la había dicho que el río curaba, que primero la escocería y luego la curaría, se despertó y fue al río, se introdujo en él y se metió un pañuelo en la boca, mordió el pañuelo, grito y lloró, nadie tiene esa valentía, ni siquiera dijo lo que había hecho, cuando fui a curarle la herida, estaba totalmente desinfectada, por eso ella va al manantial.

— Usted tiene la culpa, déjela vivir, déjela curarse, déjela ser feliz...
— Es que, no puedo, después de un año lo he intentado, pero la susurraba en sueños, la pedía que estuviera a mi lado... ahora la tengo y no la dejare que se vuelva a ir.
Comentarios
Y parece mentira que Radians no comprenda que los estaban persiguiendo a los dos
En fin, no hay más ciego que el que no quiere ver... ni más sordo que el que no quiere oír
Besos
Intentaré venir más a menudo.
Un saludo!
Besos
Como José está decidido!!!
Estou a gostar muito!
parabéns.
Um beijinho
Beatriz