Una nueva vida- Capítulo 31.1
José se incorporó de la silla en la
que dormía cuando oyó a Radians sollozar, después se acercó a ella y la abrazó
mesandola el cabello, le hubiera encantado saber con que soñaba ella, pero no
debía despertarla, aunque tal vez si supiera que soñaba podría calmarla el
dolor y tranquilizarla. Los sollozos de Radians eran cada vez más fuertes así
que José decidió despertarla, los trabajos continuaban fuera ya que los
aldeanos habían hecho dos turnos uno para la noche y otro para el día, querían
que la casa estuviera de nuevo como antes, cuando Sajira diera a luz a su hijo,
ya que en esas circunstancias no podía viajar y no podía dar a luz en una
tienda.
— Radians, mi amor- la susurro para
despertarla- es solo una pesadilla- la decía cerca de su oído- mi amor
despierta
Y Radians abrió los ojos muy
despacio, después lo observó a través de la oscuridad, José vió su expresión de
pánico y la levantó en vilo de la cama transportándola junto a él a la silla
donde él dormía cerca de la puerta de la salida, ella lo miraba con ojos
asustados, tenía miedo de que él la dejara otra vez allí y se marchara, intentó
abrazarle por el cuello, pero él la tranquilizo.
— Radians, mi amor, te harás daño, relájate, no
me voy a separar de tu lado- dijo mientras la sentaba con él en la silla y
ponía su cabeza contra su pecho
Como no podían dormir, José decidió
que lo mejor sería lavarla las marcas negras de humo que todavía la quedaban en
la cara y llamó a Flor que dormía en la tienda de al lado, esta entró rápido
pensando que la ocurría algo a Radians.
— ¿Qué ocurre señor?- pregunto Flor
— No ocurre nada, Flor, tráeme un cubo
de agua, voy a limpiar la cara a esta belleza- sonrió mirando a Radians que
estaba apoyada en su pecho y le miraba sonriendo a pesar del dolor y del temor
que sentía.
Cuando Flor llevó el agua, José lavó
la cara de Radians con agua y jabón haciendo desaparecer las marcas del humo.
José la levantó de la silla en la que la había dejado y la dejó acompañada de
Flor, mientras él iba en busca de alguna ropa que seguramente Irene ya tendría
confeccionada en la sala de la costura, cuando entró, su hermana estaba allí
con otras mujeres. Era la primera vez que Irene veía a su hermano después del
fuego y le sonrió.
— ¿Esta todo bien?- pregunto Irene
— Si, hermana, necesitó algo para
cambiar de ropa a Radians, ella todavía huele a humo y no creo que sea
conveniente que tenga ese olor
— Esta bien- dijo acercándose a uno de los baúles que
les habían llevado para que metieran la ropa después de que la hicieran. Irene
miró dentro de este y después le entregó una bata color pastel que se abrochaba
con botones en la parte de adelante- esto será lo mejor, así no la harás ni la
rozarás las manos, ¿quieres
que vaya a ayudarte?
— No, Flor esta allí, la diré a Flor
que la lave un poco el cuerpo y después la vestiremos con la bata, gracias
hermana, es una bata muy hermosa.
— Mañana te enviare más ropa, por si
acaso necesitas cambiarla
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Besos
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