Isemay 41.3
No podía negarlo, aun se derretía por dentro cuando él se acercaba, no la
había tocado, pero habían estado en la misma sala algunas veces, y una mirada
suya había servido para caldearla por dentro, para sentirse querida. ¿Cuántas
veces había soñado con eso? Muchas, más de las que quisiera recordar, y hubo un
tiempo en que lo había conseguido, el tiempo que vivieron juntos, que
compartieron amándose, el tiempo en el que él renunció a todo por estar con ella,
cuando decidió que ya no era una niña, que era una mujer y quería compartir su
vida a su lado.
¿Por qué no pensó eso antes de marcharse? Al menos podía habérselo
explicado, ella hubiera comprendido, jamás hubiera puesto en peligro a Olaft,
pero desaparecer, sin rastro de donde estaba, meses de angustia pensando en lo
que podía haberle pasado, si estaba bien o mal.
Ahora entendía su reacción, estaba enfadada y sentía rabia por que no
hubiera confiado en ella, en como protegería a su hijo, como estaba dispuesta a
sacrificar su amor, por salvar algo que era de ambos. Se sentía frustrada de
pensar que él no pensaba en ella como protectora de lo que era suyo, y cuando
regresó, cuando volvió y supo que él estaba apresado, no era rabia lo que
sentía, si no dolor, un dolor tan intenso que se sustituyó por la ira de
haberla abandonado, pero al fín y al cabo dolor, porque salió de allí deseando
que muriera, deseando que tuviera el castigo que se merecía por abandonarla y
sin embargo, seguía amándole tanto que pensó morir solo de pensar en su propia
muerte.
Comentarios
Es lo ue hay así que se tendra que apear del burro, jejej
un besote
Un besazo y gracias, ya queda poco para que termine, y os dejo de martirizar jejejeje.