Una nueva vida- Capítulo 34.2

Radians se quedó mirando la puerta que Lorena había cerrado tras ella, en verdad Radians también había cogido mucho cariño a la pequeña, hasta tal punto que lamento que Eduardo no pudiera amarla, pero tal vez si hablara con él, Eduardo sabría mejor como tratarla, una cosa era que no la amara y otra mucha distinta es que ella pensara que era porque no era tan bella como Radians, pensó en el rostro y en el cuerpo de Lorena, era una niña muy bella, el pelo rubio y los ojos color aceituna, la piel pálida y suave y esa simpatía que la caracterizaba, además era una chiquilla que a pesar de su temprana edad estaba muy desarrollada, no como la mayoría de las niñas de su edad, Lorena ya llevaba vestido de escote bastante pronunciado debido a que sino los vestidos la oprimían el pecho, Radians vió entonces que la dolía verla llorar y más que llorara por amor, el primer amor.

Decidió al mirar por la ventana y ver a Eduardo en el patio, que era la mejor oportunidad que tendría para hablar con él sobre Lorena, pero en ese momento vió como Lorena salía al patio, aun parecía sollozar, paso por delante de Eduardo corriendo hacia la cuadra, Radians vió como Eduardo volvía la cabeza al verla pasar sollozando y después de ver que se perdía dentro de la cuadra continuaba con su trabajo, Radians vió que había hecho ademán de ir a buscarla pero después había desechado la idea.

Minutos después el caballo de Lorena salía de la cuadra en dirección al campo, pero pasaba por delante de Eduardo cuando este freno al caballo tirando de las riendas, Radians vió como Lorena se quejaba, Eduardo intentó secarle las lágrimas pero ella le retiró la mano y se marchó en dirección al bosque.

Era el mejor momento, se dijo Radians para sí, Lorena estaba en el bosque y no sentiría celos de verla hablar con ella, como ya estaba vestida y peinada salió del cuarto y bajo las escaleras, en la bajada se encontró con Flor a la que saludó y después con unos cuantos sirvientes más y caballeros, José la había dicho que estaría en una de las habitaciones que aún quedaban por reconstruir toda la mañana, así que él tampoco sería un problema.

Radians salió el patio, hacía una mañana esplendida, Eduardo la vio, se acercó a ella y la dio un beso en la mejilla, dejando todas las ocupaciones que tenía, Radians se agarró de su brazo y ambos entraron se trasladaron lejos de los hombres que allí trabajaban, pero a la vista de José que miraba por la ventana en ese momento y los vio.

— ¿Qué quieres?- la pregunto Eduardo- no me separes más del grupo, me impacientas

— Edu- dijo pensando mucho las palabras que iba a elegir- ¿Lorena te ha hablado de algo?- apoyaba su mano en el brazo de Eduardo para darle más confianza

— No, últimamente esta muy extraña, desde un día que hablamos en el jardín, me la encontré llorando- comentó él mientras ponía su otra mano encima de la de ella

— ¿Te dijo algo?- preguntó nerviosa Radians, pues no sabía como abordar el tema al que ella quería llegar

— No, bueno que creía que una amiga suya se estaba enamorando y que el chico no la amaba, así que su amiga estaba sufriendo y ella sufría por su amiga, es normal, tu también has sufrido por Micaela- comentó Eduardo viendo la conversación que había tenido con Lorena como lo más normal del mundo

— Y ella por mi

— No comprendo- comentó Eduardo molesto ante tanta incertidumbre- ¿Qué quieres decirme?

— Lorena es la amiga y yo soy la que sufre por ella- respondió Radians al ver la inquietud de su amigo, al que quería como un hermano

— Sigo sin entender

— Eduardo, ¿Lorena no te ha insinuado nada?

— ¿En que sentido?

— No te hagas el tonto, ella me ha confesado que te ama, que te lo ha dicho y tu no las has contestado

— ¿Qué me ama?- pregunto Eduardo desconcertado- ¿a, mi?

— Si, a ti

— Pero si le sacó más de cinco años

— Siete para ser exactos- estaba tan centrados en la conversación que no se dieron cuenta de que Flor se acercaba