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Mostrando entradas de enero 26, 2012

El adios de la mamá Elefante

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Tenía que dejaros esto, a veces, un animal puede emocionarnos más que una persona... Una mamá elefante, se despide de su bebe, que ha muerto tras una larga y grave enfermedad congénita, de la que iba a ser operado en las próximas semanas, al parecer, y por lo que he leído, murió mientras se le realizaban las pruebas preliminares.  Se nota la tristeza de la mamá, pero lo más asombroso, es como el resto de elefantes van a consolarla.

Isemay- Parte 24.6 MUERTO

           La reunión con Wilde, había durado más de lo esperado, e Isemay se encontraba delante de un montón de papeles en el camarote de su prometido, con un dolor de cabeza terrible y sin haber probado bocado desde la noche anterior. -                              ¿Podíamos terminar de hablar esto mañana?- le preguntó por enésima vez a su prometido. -                              Quiero los papeles firmados cuanto antes. -                              Estoy cansada- se quejó para ver si así conseguía algo. -                              En un rato habremos acabado, y podrás permanecer en el camarote el resto del viaje. Cuando la reunión acabó dos horas más tarde, e Isemay, consiguió llegar a sus aposentos, estaba agotada, los pies hinchados a causa del embarazo la dolían horrores, y acababa de firmar la entrega de sus propiedades en Sabell a Lord Wilde, se tocó el vientre, deseando que su hijo jamás le reprochara lo que estaba haciendo por él, al fin y al cabo, sería el único her

Peñalara 3

Y seguimos con nuestros recuerdos de peñalara, hoy tengo uno que me emotiva, a la vez que me hace traer cosas hermosas a la mente. Cuando era pequeña, y subía con mi padre hasta la cima de la montaña, mientras mi madre se quedaba abajo esperando con mi hermana, demasiado pequeña para subir, y con el resto de excursionistas que iban a pasar el día en el campo pero no a escalar. Bueno, mientras eso ocurría, mi padre, mochila al hombro, y sujetándome de la mano, guiaba el camino tirando de mí, con mi chache siguiéndonos de cerca. Era tal mi pasión por llegar hasta la cima, que aunque algunos se quedaban a medio camino, y podía haberme quedado con ellos, mi padre nunca dejaba de empeñarse en que arriba estaba lo más bonito, así que cuando mis pequeñas piernecitas ya no podían más, me subía a sus hombros, y yo, apoyaba mi cabeza sobre su cabeza para que las ramas de los árboles no me arañaran la cara, y desde ese lugar, tan privilegiado, veía toda la montaña, sus vistas, todo.  Me encant