Cuando las centrales térmicas queman carbón para hacer electricidad y cuando los automóviles queman gasolina, hay gases invisibles que son liberados en el aire. Algunos de esos gases pueden mezclarse con el agua y volverse ácida. Cuando los gases llegan a las nubes, donde se mezclan con la lluvia o la nieve, el ácido vuelve a caer sobre la tierra, y eso se llama lluvia ácida. Esta lluvia es altamente dañina para las plantas, los ríos, los lagos y los animales. Por eso debemos evitar la contaminación.