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Mostrando entradas de mayo 30, 2011

¿Hasta dónde llegan los derechos de unos y acaban los de otros?

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Hoy, a diferencia de lo que hago en meses anteriores, he decidido empezar a colgar otro capítulo del libro, aunque suele hacerlo únicamente al comienzo del mes, por mi comodidad, por la vuestra al buscarlo... No sé, manías.   Y es que hoy, no tenía ideas de sobre que escribir, porque hablar de lo acontecido en Catalu ñ a, como se vulneran derechos de personas, tanto de polic í as, como de los que est á n acampados, me revuelve el est ó mago. No estoy a favor de ning ú n tipo de violencia, ni ahora, ni nunca, ni siquiera para desalojar a personas, ni aun cuando se les haya avisado de ante mano. ¿ Por qu é motivo? Siempre hay otros m é todos, menos da ñ inos y menos perjudiciales. La policía está para proteger a todos los ciudadanos, la cuestión es... ¿ Por qu é todav í a no respetamos? No estaba allí cuando ocurrieron las cosas, soy de la opinión de que hay otras maneras de hacerlo, tanto la acampada en sol, que está molestando tanto a transeúntes como comerciantes, com

Isemay- Parte 6.1 VIVO

-                             Wilde de Summerhild ¡Voy a matarte!- Grito Isemay cuando dos hombres la entraron en brazos al castillo- ¡Vas a pagármelas!- Volvió a gritar, debatiéndose entre los musculosos brazos que la sujetaban de pies y manos. Pero como ella temía, Wilde, no había aparecido en la sala, ni ese día, ni el siguiente, hasta que ella comenzó a sumergirse en una profunda tristeza y un odio irracional por lo que la estaban haciendo. No la estaban tratando mal, teniendo en cuenta que se trataba de un secuestro, pero estaba encerrada en una de las habitaciones de la casa, decorada para la señora del castillo, la habían privado de su libertad tan ansiada sin que ella diera su consentimiento, y aun peor, la sacaron de Sabell sin que ella pudiera dar aviso a sus primos. Su esposo seguramente no sabía donde encontrarla, su hermano llevaba desparecido días, y sus primos podían llegar a pensar que ella se había marchado de allí por su propia voluntad, al fin y al cabo no existía