Desnudar el alma

Cuando se intenta conocer a otra persona, nos sentimos vulnerables, sentimos en cierta manera que estamos desnudando nuestro alma. Hay veces, que debemos aprender a diferenciar entre desnudar el alma y desnudar nuestra dignidad, desnudar el alma es dejar que te conozcan, quitar ese muro que normalmente nos rodea por las heridas recibidas y abrir una puerta para que esa persona entre, observe y se siente contigo a tomar un café. Desnudar la dignidad es mostrar durante ese café todas las cartas encima de la mesa, y dejar que la otra persona las barajé a su antojo, las recoja y vuelva a repartir cuantas veces quiera, mientras tu le miras con una sonrisa de oreja a oreja.

A mis amigos, con los cuales desnudo mi alma, los cuento con los dedos de la mano, porque son aquellas personas que incluso en la distancia, saben que necesito en cada momento, si un abrazo, un buen pellizco, o simplemente espacio.

Uno no puede desnudar el alma con todas las personas, la dignidad sin embargo, no hay que desnudarla con nadie, pero si lo has hecho, si has sacado tu baraja, has dejado que repartan las cartas, recuerda, que siempre tienes opción de acabar la partida, observar si te gusta, recoger la baraja y volver a repartir. Porque en esta vida, si algo tenemos, es una baraja llena de opciones.

Hay veces, que los problemas son tan grandes que nos centramos en el yo, esperando que los demás también lo hagan, porque lo necesitas, y hay otras veces, que cuando te has centrado en el yo de los demás demasiado tiempo, empiezas a echar en falta que alguien se centre en el tuyo.

Una persona fuerte, no es aquella capaz de soportar tus problemas y los suyos, es aquella, que es capaz de vaciar la mitad de tu mochila y ayudarte en tu camino con el peso, pero que espera que tu hagas lo mismo y vacíes su mochila en el caso de que esa persona desfallezca en su camino.

En la vida nadie es perfecto, y el camino es igual que un puente con escalones, en un lado del puente esta tu nacimiento, en el otro esta tu final, y cada escalón que vamos recorriendo es una parte de nuestra vida, pero ningún puente es solo ascendente, habrá un momento de subida, un momento de estabilidad y un momento de bajada, es bonito saber que en ese camino tienes a tu lado a personas que sabes que te ayudarán en cada paso que des, en cada decisión y te tomarán la mano cada vez que tropieces.

Tengo 26 años de momentos acumulados en mi vida, 26 años de experiencias, 26 años llenos de alegrías y penas, pero también tengo 26 años de camino recorrido, en el que he encontrado gente que me aporta tanto, que no quiero que nunca salgan de mi vida.

¿Piensas que todos pueden decir lo mismo?

Comentarios

Raquel Campos ha dicho que…
Ánimo y adelante siempre,te mando un abrazo!!!
Ana Martínez ha dicho que…
Muy buena entrada para hacernos reflexionar, Tamara. Un besazo.
J.P. Alexander ha dicho que…
Uy nena andas muy reflexiva. Uno siempre puede avanzar gracias a los amigos y no es menos cuando le cuentas a un amigo tus problemas . Ve a tu ritmo que si te caes tu podrás levantarte eres muy fuerte . Te mando un abrazo y te me cuidas mucho
Beatriz Bragança ha dicho que…
Hola,Tamara
Oxalá todos pudessem dizer o mesmo!
Um texto bem reflexivo!
Aqui vemos o valor da amizade.Parabéns.
Desejo que tenhas bons amigos e vivas muito feliz.
Beijinhos
Beatriz
Unknown ha dicho que…
Gracias a todas chicas, la verdad es que no estoy pasando por mis mejores momentos. Un besazo.
yessykan ha dicho que…
Buena reflexión, Tamara. Oye, chica bella, recuerda: después de la tormenta viene la calma. ¡Vamos, arriba esos ánimos!
Abrazos
Unknown ha dicho que…
Gracias Yessy. Un besazo.

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