Una nueva vida- Capítulo 8.8
Radians, había visto desde lejos a un hombre joven, y sin prestarle mayor atención siguió trabajando, ese día hacía mucho calor, y estaba sudando, en cuanto terminara se iría a casa, se cambiaría y se marcharía a nadar a la cascada, que estaba interna en el bosque, estaba prohibido ir allí, pero una vez el capataz la había visto y no la regañó, así que ella iba allí para tranquilizarse y para refrescarse. Además de para que su herida cicatrizara.
José la observaba a cada rato, ella subía, bajaba, se quitaba el sudor, se escondía, aparecía de repente. Debía ser una chica muy trabajadora, y por lo que se notaba en la voz de Ascra cuando hablaba de ella, también debía ser muy buena hija.
José noto como se quitaba el pañuelo de la cabeza, cogía una gran cesta que, tendría en el suelo y se marchaba en dirección contraria a él, parecía que la costaba caminar con la cesta, incluso José estuvo a punto de ir a ayudarla pero, él no podía todavía hacer muchos esfuerzos a causa de su herida y no quería que le empeorara, además la joven estaría acostumbrada.
— Discúlpeme- le dijo Ascra- tengo que ir a ver a mi hija- José miró en la dirección donde estaba ella y parecía agotada, y eso que solo había avanzado unos cuantos metros.
— ¿Quiere que vaya con usted?
— No, no hace falta, es que mi hija carga mucho las cestas- comentó Ascra al ver que José la miraba con asombro.
— De acuerdo, vaya usted, pero vuelva pronto, no quiero quedarme sin acompañante.
— Por supuesto, volveré enseguida.
Ascra salió corriendo hacia donde estaba su hija, debió gritarla porque esta se dio la vuelta y la miró, cuando Ascra llegó a su lado José vió como discutían, después Ascra forcejeó con su hija por quitarle la cesta y cuando lo consiguió ando con paso ligero mientras José notaba que la chica se quejaba detrás de su madre.
— Te he dicho muchas veces que no cargues tanto la cesta- la regañaba Ascra
— Ascra, si no la cargo tengo que hacer dos viajes
— Como si tienes que hacer cuatro, no cargues tanto la cesta, no somos médicos expertos, no sabemos si tienes algo dañado por dentro, además, puede ser que se te habrá la herida.
— Ascra después de un año, la herida no puede volver a abrirse.
— No tientes al destino, todavía estas débil, hija mía, te regaño por tu bien.
— Ya lo sé, pero es que me duele pensar que soy una inútil.
— No eres una inútil, simplemente tuviste una herida grave y necesitabas descansar, reposo que no hiciste pero me prometiste que te cuidarías.
— Y me cuidare, lo prometo, pero déjame que te ayude por lo menos a llevarla.
— Eres un poco cabezota- rió Ascra
Esta si es la última parte y tendréis que esperar unos días hasta ver el próximo capítulo. La verdad es que escribí este libro hace mucho, incluso antes que Isemay, como los libros que estoy escribiendo después de Isemay no puedo publicarlos, he decidido ir poniendo los que tenía escritos de antes.
Espero que os haya gustado.
Comentarios
Estou a gostar imenso.
Tu escreves muito bem, uma trama muito bem ligada, com suspense, com personagens muito bem caracterizadas, enfim...acho que és uma grande escritora.
Parabéns.
Beijinho
Beatriz
Besos
Un día u otro tiene que producirse ese encuentro
Besos