Isemay- Parte 12 VIVO

Capítulo 12

Isemay despertó varias horas después, a penas podía moverse y todo su cuerpo estaba dolorido, los ojos pegados a causa de la hinchazón, permanecían sin ser servibles para ella. Algo la rodeaba la cintura y palpó con sus manos, hasta notar los brazos fuertes y vigorosos de alguno de los dos hombres que la acompañaban. Por un momento pensó que su esposo estaría dándola calor con su propio cuerpo, pero pronto notó que ese aire caliente venía de otro lugar, tal vez un fuego.

Osmar estaba dormido al otro lado, teniendo las peores pesadillas de su vida, vió a Isemay siendo torturada y maltratada para obligarle a firmar el acuerdo de divorcio. Uwuain a sus pies, muerto a causa de las heridas infringidas, y gritos de terror de otras mujeres, a las cuales no llegaba a reconocer pues no se hacían nítidas en su mente. Fatigado abrió los ojos, para encontrarse a salvo en la cueva.

Miró frente a él, su esposa parecía moverse al otro lado del fuego, y parecía que intentaba apartar el brazo de su hermano que la rodeaba firmemente la cintura. Hubiera preferido ser él, quien la diera calor con su cuerpo, al fin y al cabo era su deber, no el de Uwuain, pero tal y como estaban los ánimos, no creía conveniente enfrentarse a su amigo. Puede que no fuera el mejor momento, aún así, observó como sus ropas ya estaban casi secas, mientras que el pelo de ella aún permanecía húmedo.

Se levantó, y un dolor agudo cruzó por los músculos de todo su cuerpo al estirarse, estaba totalmente agotado, pero su esposa parecía necesitar ayuda. Se frotó las piernas sin ningún disimulo hasta que comenzaron a responderle. Después se volvió para observarla, su rostro estaba amoratado, no podía abrir los ojos, y seguramente se preguntaría donde se encontraban.

-                            ¿Te ayudó a escapar de sus brazos?- la preguntó en un susurro acercándose a ella, pero observó como dió un respingo ante la presencia de su voz, y dejó de forcejear con los brazos de su hermano, que parecían cada vez apretarla más contra su cuerpo- puedes permanecer acostada más tiempo, aún no ha bajado la marea- la explicó al ver que no respondía.

-                            Me serías de gran ayuda- consiguió decir ella después de reponerse del susto.

Sin pensárselo, Osmar apartó el brazo de su amigo, dejándolo sobre su cuerpo, al ver que este cambiaba de posición. Agarró a su esposa de las manos para ayudarla a incorporarse. Al estirar de la joven, esta realizó una mueca de dolor, que no le pasó inadvertida.

-                            Me duele todo el cuerpo- intentó sonreír ella para quitarle importancia mientras terminaba de incorporarse.

-                            Por si sirve de algo- comenzó a decir él- lo siento mucho- pero ella no contestó.