Isemay- Parte 22.7 VIVO

              

¿Qué no lo matara? Osmar recordaba perfectamente como se había sentido al saber que ella protegía al hijo del frutero, si ese chico la había tocado, pensaba matarlo con sus propias manos, no necesitaba a Uwuain para ello.

-                            Esta bien, no llores- la abrazó contra sí- no puedo soportar verte llorar- La dijo al ver que no se consolaba, y empezó a temerse lo peor- Dime, ¿Ocurre algo? ¿Qué ha pasado?

-                            No lo mates, él me dio a Reyna solo porque yo se lo pedí, puedo devolverlo si no quieres que lo lleve conmigo, pero no le hagas daño.

-                            ¿Reyna?- preguntó sorprendido.

-                            Mi hurón- dijo sacando a la pequeña bola de pelo blanquecino de debajo del delantal- papa me dijo que me deshiciera de él, y Robert me prometió cuidarlo, solo lo ha traído para que pueda verlo, no lo mates.

-                            No pienso matar a nadie- la dijo y comenzó a reír.

Por primera vez se permitía recordar la sensación que le invadió cuando supo que ella no estaba con ese joven, que solo la estaba cuidando a su hurón. Se sintió dichoso y feliz, tuvo ganas de estrecharla entre sus brazos.

-                            Papa me dijo que lo mataría si volvía a verlo conmigo.

-                            ¿Quieres que me lo lleve a Halk? Allí nadie le hará daño.

-                            ¿Harías eso por mí?- sonrió mientras le miraba.

-                            Pues claro- la había revuelto el pelo- pero no vuelvas a venir a solas con ningún mozo a las caballerizas, tienes que prometérmelo- dijo mientras cogía al pequeño hurón y lo metía en la cesta que había estado tirada en el suelo todo el rato pero no había visto hasta ese momento.

-                            Te lo prometo- le había dicho ella, y se tiró a sus brazos abrazándole del cuello en cuanto se había dado la vuelta después de soltar al huron.

            Había sido en ese momento cuando al separarse, sus ojos habían coincidido como estaban haciéndolo ahora, y el impulso de besarla había sido más fuerte que el que estaba sintiendo en esos momentos, cuando la tenía entre sus brazos.