Isemay- Parte 28.4 MUERTO


                
Ninguno de los dos amigos se esperaba esa reacción por parte de ella, sollozaba contra el cuello de su hermano, como si algo hubiera cambiado dentro de ella, una liberación que pensó no sentir jamás. Osmar y Uwuain se miraron sorprendidos, mientras el segundo, la sujetaba con fuerza contra su pecho mientras la oía llorar de angustia.
-                             ¿C-cuando te resca-rescataron?- sollozó junto a su hombro.
-                             ¿Rescatarme de quien?- se sorprendió su hermano.
-                             Wilde, él te tenía retenido, me lo dijo- se apartó de él para mirarle a la cara fijamente.
-                             Jamás he estado con él, todo este tiempo Osmar y yo hemos estado juntos.
Como si acabara de recibir un cubo de agua fría sobre la cabeza, y se hubiera despertado de un hermoso sueño, algo dentro de ella se hizo añicos, toda su vida, sus posesiones, el futuro de su hijo, el legado de sus padres, todo, entregado por un engaño de Wilde. Su conciencia la decía que no podía ser cierto, y miró a los ojos de su hermano esperando no encontrar la traición que sabía que tarde o temprano vería.
Como si quemara, se separó de él, y miro a su esposo y a su hermano con el odio que jamás habría mirado a nadie. Toda su vida rota, porque esos dos hombres siempre habían hecho lo que habían querido con ella. Wilde podía haberla engañado, pero ellos dos la habían abandonado.
Pareció sentir los trozos de hielo que comenzaron a formarse bajo su corazón, las lágrimas resbalaban por sus mejillas, y terminaban por secarse al caer sobre la bata que se había colocado deprisa para seguir a su marido.
Ambos hombres la miraban, por el cambio de actitud y la frialdad que ahora se veía en sus ojos.
-                             Puedes matarle, si quieres- habló por fín cuando se sintió lo bastante segura de si misma, como para no derrumbarse frente a ellos.
-                             ¿A Wilde?- preguntó Uwuain sorprendido.
-                             A Wilde y a mi marido- contestó con frialdad- pero en cuanto a ti- guardó silencio mientras buscaba las palabras adecuadas- ya no eres mi hermano- se volvió rápidamente dejando que sus palabras entraran en la mente de los dos hombres que la veían alejarse.
Instantes después, cuando ella desapareció por las escaleras y parecía que el habla les había vuelto, se miraron sorprendidos, como si se miraran por primera vez después de mucho tiempo.

Comentarios

orthos62 ha dicho que…
si es que no es bueno engañar, hay que decir la verdad y más a una mujer que luego te las guarda, jajajajaj
Que se preparen estos dos, los va a correr a banquetazos, jejeje
un besote niña
Tamara ha dicho que…
Jajajajaja, menos mal que Isemay no es del pueblo de Dany, si no, ya más de un tuerto habría jajajaj.

Un besazo Orthos. Recorosas somos, sisisisisis.

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