La grandeza de las personas, no se mide en centímetros.
Había en un pueblo un niño que era muy bajito y estaba muy acomplejado por su pequeña estatura. Además los amigos siempre se lo hacían saber, lo pequeño que era.
Un día él y varios amigos (de los que siempre se metían con su estatura) se fueron al campo. De golpe aparecieron unas nubes negras y se empezó a oscurecer el día. Una fuerte tormenta les pillo y para resguardarse de la lluvia, buscaron cobijo, ya que estaban a varios kilómetros del pueblo.
Después de un buen rato buscando, encontraron una cueva y se metieron en ella.
La cueva era muy bajita y todos tenían que ir agachados, menos Pablito que era como se llamaba el niño bajito.
De golpe se sintió un ruido en el fondo de la cueva y todos se asustaron, menos Pablito, que aunque era más bajito, era el más valiente de todos. La lluvia era muy fuerte y relámpagos y truenos no paraban.
El ruido se iba acercando y todos en la puerta de la cueva temblando, sin saber que hacer.
Pablito cogió un palo y se adentró en busca del ruido. Minutos más tarde se presentó con un pequeño cordero en la mano. Los amigos le dieron un abrazo y desde entonces, para ellos dejo de ser bajito.
Un día él y varios amigos (de los que siempre se metían con su estatura) se fueron al campo. De golpe aparecieron unas nubes negras y se empezó a oscurecer el día. Una fuerte tormenta les pillo y para resguardarse de la lluvia, buscaron cobijo, ya que estaban a varios kilómetros del pueblo.
Después de un buen rato buscando, encontraron una cueva y se metieron en ella.
La cueva era muy bajita y todos tenían que ir agachados, menos Pablito que era como se llamaba el niño bajito.
De golpe se sintió un ruido en el fondo de la cueva y todos se asustaron, menos Pablito, que aunque era más bajito, era el más valiente de todos. La lluvia era muy fuerte y relámpagos y truenos no paraban.
El ruido se iba acercando y todos en la puerta de la cueva temblando, sin saber que hacer.
Pablito cogió un palo y se adentró en busca del ruido. Minutos más tarde se presentó con un pequeño cordero en la mano. Los amigos le dieron un abrazo y desde entonces, para ellos dejo de ser bajito.
La grandeza de las personas, no se mide en centímetros.
Comentarios
entrañable y el corderito en brazos de Pablo es presagio simbolo de paz !!!! Txapeldun felicitaciones!!!! Un abrazo de Begoña
Un besote.
Bonito relato Tamara y es verdad, la valentía no es de tamaño, fíjate lo valiente que es el mosquito..
Un abrazo.
Un besazo.
Un besazo.
Un besazo.
Sabes? yo suelo decir a menudo eso de... lo de los perfumes pequeños de hecho hace unos dias lo comente en el parque jeje! (una que es bajita jiji)
bsitos guapa
Saludos!!
Un besazo guapa.
Me ha encantado el cuento mi niña!!
Un besote enorme
Un besazo.