Una nueva vida 57.2


José sonrió ante el agradable saludo del mayordomo que lo acompañó hasta el salón, donde cinco criadas limpiaban con esmero la mesa de mármol blanco que había en uno de los lados y la dejaban relucir, José recordó que la última vez que él fue, esa mesa estaba tapada y no imaginó que fuera tan bonita. Poco después de sentarse en uno de los sillones, tres criados comenzaron a pasar con sillas para la mesa, que estaban tapizadas también en color blanco. De las paredes colgaban cuadros de pintores famosos y dos retratos encima de la chimenea, eran de un hombre y una mujer mayor y José supuso que serían los abuelos de Radians, encima de una de las paredes colgaba el escudo de la familia y José recordó que en el recibidor, había visto otros dos cuadros, uno a cada lado, que supuso que serían los padres de Radians ya que no era Roller.

— José- le saludó Roller entrando al salón- me avisaron de que ya estás aquí y mientras mi hermana termina de mandar como irá mi cuarto colocado ahora, he bajado a saludarte- dijo estrechándole la mano- por cierto, perdona por el desorden, pero a tu prometida se le ocurrió ayer por la noche subir al trastero y encontró cuadros, alfombras y retratos de la familia, además de algunos muebles y ha decidido redecorar la casa y a los criados

— La dije que se lo tomara con calma- sonrió José aunque sabía cómo era Radians

— Esta misma mañana se levantó muy temprano y se fue a comprar trajes para los empleados, después de entregárselos y que todos se cambiaran los reunió en el salón y les ordenó que comenzaran a pulir las escaleras de la entrada hasta que relucieran, la casa ha estado vacía y las escaleras están mugrientas- sonrió- sí, eso es exactamente lo que dijo

— Deja de meterte con mi manera de ordenar todo esto- saludó Radians desde la puerta

— Radians- se levantó José acercándose a ella y la abrazó dándola un beso en la mejilla- verdaderamente estas muy poco hermosa con ese traje- dijo escudriñando el viejo vestido que llevaba puesto, de tono apagado, que apagaba también su rostro

— Estaba limpiando la casa- le sonrió- hemos estado tanto tiempo fuera que los muebles parecían muy viejos, he tirado algunos y mandado restaurar otros, y- dijo señalando a los cuadros que estaban encima de la chimenea- esos son mis abuelos, Rina y Locuples.


Comentarios

Ana Martínez ha dicho que…
Me encanta tu libro, Tamara. Me tiene totalmente enganchada. Un abrazo.
CHARO ha dicho que…
Parece que el palacio va a quedar fantástico.Besicos
J.P. Alexander ha dicho que…
Parece que todo va viento en popa y Radians y José por fin serán felices. Te mando un beso y te me cuidas
Mela ha dicho que…
Bueno, Radians está empeñada en que su casa esté perfecta
Es cierto que todo va muy bien... quizás demasiado bien... ya veremos ;-)
Besos

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