Isemay- Parte 14.3 VIVO


                 
Después de ese día, la mujer no le había preguntado nada más, aunque Isemay observaba como la mujer estudiaba cada uno de los movimientos que ella hacía cuando estaba cerca de su esposo. Su relación con Osmar no había cambiado, y tampoco habían vuelto a hablar de su matrimonio. Él dormía en uno de los muchos camarotes del barco, y ella dormía en otro distinto, cerca del cuarto de su hermano. Todos sabían que eran marido y mujer, el rumor se había extendido como la pólvora entre los tripulantes, pero nadie había hecho ningún comentario al respecto.
La actitud de los hombres hacia ella había cambiado y lo notaba, después de tanto tiempo sintiéndose libre junto a Wilde en la corte, que de repente todo el mundo respetara a Osmar y no se acercaran a ella, convertía la situación en algo incómodo, hasta el punto, que ya no la permitían entrar a arreglar sus habitaciones al menos que la mujer del capitán no la acompañara y ese era un descubrimiento demasiado reciente como para aceptarlo de buena gana.
-                            Mi lady- se sobresaltó uno de los tripulantes al verla en su cuarto arreglándole la ropa de cama.
-                            Buenos días, Jeff- se volvió con una sonrisa mientras seguía acomodando las sábanas.
-                            He bajado a descansar, el patrón me ha dado unas horas libres- se sentó lo más alejado posible de ella.
-                            ¿Se encuentra mal?- preguntó acercándose a él y le puso una mano sobre la sien para comprobar que no tenía fiebre.
-                            No debería estar aquí- se sobresaltó el hombre y se levantó de la silla apartándose de ella.
-                            Estoy arreglándole el cuarto- le sonrió sorprendida.
-                            P-pero…- tartamudeó- ¿Qué pensaría su esposo de encontrarla aquí?
-                            ¿Mi esposo?- preguntó sorprendida y se volvió de nuevo hacia la cama con una sonrisa mientras cogía uno de los almohadones- le aseguro que Osmar no va a molestarse por eso.
-                            Yo no estaría tan seguro- la quitó el almohadón de las manos y volvió a separarse de ella.
-                            ¿Puedo saber que ocurre?- le preguntó molesta.
-                            Usted esta casada, y yo no quiero tener nada que ver con esto.
-                            Si esta insinuando que quiero tener alguna aventura con usted, me temo que se equivoca- contestó airada.
-                            Le pido por favor que salga de mi alcoba.
-                            Por supuesto que lo haré, y no espere tener ni un día más la habitación limpia- ando hacia la puerta molesta.
-                            Mi lady, comprenda…
-                            No quiero hablar más- salió airada y cerró con un portazo.
           Y ese había sido un incidente de otros muchos que se produjeron después de saber que ella era una mujer casada. Los hombres esquivaban sus miradas y temían que ellas les sonriera por miedo a la reacción de un posible marido celoso. La quitaban muy rápido el plato de las manos cuando les servía en las comidas, y si ella pedía que la alcanzaran algo de la mesa se miraban los unos a los otros como interrogándose quien iba a atreverse a dárselo.

Comentarios

EldanYdalmaden ha dicho que…
Uhm, qué respetuosos esos intrépidos marinos, cuánta diferencia con el Wilde, el infame.
sabores compartidos ha dicho que…
Bueno imagino que al pensar que los tres podían ser hermanos algunos tripulantes se harían ilusiones respecto a Isemay, pero al saber la verdad todos sentirían un profundo respeto ya que es una mujer casada. Pero no hace falta llevarlo a tal extremo, ella es una persona como todos, no muerde, ejjeej vaya calvario que tiene la pobre.
un beso
Tamara ha dicho que…
Jajaja, todavía no se sabe Eldan, poco llevas leído, puede que se vuelvan malos y retorcidos.

Orthos o Tarja, no se quien escribió jejeje, Osmar era un temible guerrero, imponía solo con su aspecto, y más si él les miraba con odio cuando hablaban con ella, yo preferiría quitarme de en medio, pero no era justo.

Un beso.

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