Isemay- Parte 15 VIVO



Capítulo 15


Llegaron a tierra antes de lo previsto y el capitán se ocupó de alojarles en su casa, y proporcionarles los medios necesarios para su comodidad hasta que pudiera solucionarse su situación.
Doña Encarna y su esposo estaban encantados de tener alojados bajo su techo a dos lores tan importantes como ellos, su popularidad en el pueblo crecería, y desde que habían llegado, las ventas de pescado habían crecido tanto que pronto tendrían que volver a faenar. La curiosidad era algo innato en las mujeres de ese pueblo, con lo cual, ir a cotillear sin llevarse nada de mercancía no era educado, por lo que tenerles alojados levantaba también su negocio.
 Después de la conversación con su marido hacía ya tres semanas no habían vuelto a mantener otra, se trataban con cortesía, saludándose y manteniendo conversaciones sobre el estado del tiempo, y lo mismo ocurría con su hermano. Aunque con este último era diferente, pues Isemay directamente le evitaba, solía levantarse antes de lo previsto para no tener que desayunar con él, como hacían turnos para comer, ella se esperaba a Doña Encarna y ayudaba a servir a los hombres, así que era un tiempo en que tampoco conversaban, y las cenas, simplemente lo arreglaba centrando su atención en el capitán y su esposa. Su hermano lo sabía, pero no decía nada, la conversación mantenida en el barco había provocado que se abriera un abismo entre ambos, Osmar había tratado de solucionarlo hablando con Uwuain y explicándole que el modo de arreglar la situación con su esposa, no era poniéndose de parte de él, pero el joven no pensaba del mismo modo, estaba convencido de que si abría las puertas de Sabell a su hermana, ella regresaría a su hogar para no salir nunca más, y no es que le molestara tenerla con él, ni mucho menos mantenerla, simplemente no creía que ella pudiera ser feliz de ese modo.
-                            Pero no es el modo- le había recriminado Osmar otra vez esa mañana al ver que Isemay los llevó una jarra de agua pero ni siquiera saludó a su hermano.
-                            Claro que lo es, no pienso dejar que entre a Sabell sin tu apellido.
-                            Entonces ambos la perderemos, ella va a pedir la anulación, lo sabes tan bien como yo, y una vez que eso ocurra no habrá marcha atrás, si algo os caracteriza es que sois unos tercos.
-                            Y que siempre nos salimos con la nuestra- replicó.
-                            Pero en este caso las cosas son distintas, ella tiene todas las probabilidades de ganar la partida, y lo peor de todo es que lo sabes y no haces nada para solucionarlo.
-                            El rey tendría que cobijarla entonces bajo su techo, y es algo que no puede ni debe hacer, y no la dejará desamparada hasta que le busca un nuevo marido.
-                            Los esponsales podrían celebrarse de forma urgente, de un día para otro.
-                            Su esposo querrá comprobar que ella no está embarazada de ti.
-                            Entonces la recluirán en un monasterio- se volvió para mirar como su esposa salía de nuevo de la casa a recibir al panadero.
-                            ¿Crees que mi hermana iba a permitirlo?
-                            Esta decidida a separarse de mi, y tu no le has dado otra opción- golpeó de nuevo con el hacha para partir un trozo de leña en dos.
-                            Creo que ambos os equivocáis- intervino el capitán.
-                            ¿Cómo dice?- se volvió Uwuain para mirarle.
-                            Ella podría quedarse con los dos si la dierais lo que quiere.
-                            Las mujeres no suelen saber que es lo que quieren- replicó Uwuain.
-                            Entonces es que yo conozco más a su hermana que usted- sonrió el hombre- porque creo saber que es lo que desea.
-                            ¿Qué desea?- preguntó ahora Osmar interesado.
-                            Libertad, la libertad que no ha tenido- sonrió dándose la vuelta para ver como su esposa se acercaba a ellos con un trozo de pan con queso.

Comentarios

EldanYdalmaden ha dicho que…
Uhmmmm, ¿quiere libertad?
Yo la iba a tener todo el día haciéndome lentejas, sí y espinacas.
Me alegro de tu vuelta al tema, profe.
Supongo que en esta historia les queda a todos muchas cosas por aprender.

Saludosssssss
Tamara ha dicho que…
Daniel, conociéndote, la ibas a tener en palmitas...

Un beso.
orthos62 ha dicho que…
Bueno retomamos la historia, Isemay se lo ha puesto difícil a los dos. Libertad? hoy en día sería posible antes era más complicado. Aunque tambien te digo que es sencillo tratar a una mujer, jejeje, dandome lo que quiero soy un cordero, jajajaaj. Es broma. Bueno vamos a ver como se suceden los acontecimientos.
Por cierto esperemos que Dani nos invite a esas lentejitas y espnacas de su amada, jajajaj
un besote, cuidate
Tamara ha dicho que…
Si Orthos, tienes toda la razón en cuanto a la libertad, pero también es cierto, que si el rey quería, podían conseguirlo, y bueno, en este caso, era el propio rey quien quería casarla con otro... ¿Estará de acuerdo en dársela?

Jajaja, no le digas a Tarja que solo tiene que darte lo que quieres para que hagas lo que ella quiera, porque estás perdido jejejeje.

Me temo, amigo, que será Daniel el que cocine las lentejas jajaja, la amada va a tirarselas a la cabeza por brutito. A las mujeres flores, regalos, mimos, pero, ¿Hacer lentejas? Ya me imagino las lentejas sobre su cabeza :P

Un beso.

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