Isemay- Parte 21.4 VIVO



Eres mía, se recordó, antes de volver a centrar su atención en ella, que en esos momentos se colocaba el tirante de la camiseta.
-                            Isemay- se acercó a ella cogiéndola el cubo lleno de prendas mojadas que llevaba sujeto- tenemos que hablar.
-                            Si, supongo que si- bajo la joven la cabeza y miró al suelo- pero lo haremos luego, quiero terminar de tender.
-                            Me parece un lugar muy apropiado para decidir nuestro futuro- la sonrió.
Habían ido a la parte trasera de la casa para extender la ropa en unas cuerdas que colocadas paralelamente dejaban pasar el aire hasta que las prendas se secaban. La ropa interior la tendían en la parte de atrás, así los vecinos curiosos no podrían verla.
-                            Estos días todo ha cambiado entre nosotros, aún así, quiero estar seguro de algo, ¿Has pensado en mi propuesta? ¿Volverás conmigo a casa?- la dijo sentándose en un barril que había cerca mientras la observaba sacudir la ropa y tenderla.
-                            No estoy segura de que volver a Halk sea una buena idea- dijo ella por fín- tal vez nosotros podamos llevarnos bien, pero…
-                            Te prometo…
-                            Déjame terminar, por favor- le interrumpió ella y Osmar guardó silencio- no obstante, no puedo vivir sola, y tampoco regresar a Sabell sin tu apellido
-                            ¿Con eso quieres decir que regresarás a casa?
-                            Creo que será la mejor opción, iré a Halk.
-                            ¿Regresarás conmigo?- se levantó él del barril entusiasmado- se que podemos intentarlo.
-                            Pero adquiriremos algunas reglas- le interrumpió ella antes de que terminara.
-                            Las que gustes- concedió él.
-                            Podré irme cuando lo desee, si no me encuentro cómoda en Halk, nadie me retendrá para que me quede allí, ni siquiera los votos matrimoniales. Si las cosas no van bien entre nosotros, no me obligarás a quedarme contigo.
-                            Ni lo pienses- fue su pensamiento, en cambio contestó- Si dices donde podremos encontrarte, podrás irte cuando quieras.
-                            Quiero administrar yo el hogar, no sé quien lo hacía hasta ahora, pero si quieres que parezcamos un matrimonio común, seré yo quien lleve mi casa.
-                            Me parece razonable- comentó.
-                            Quiero una asignación, para gastarme en lo que quiera, no demasiado escandalosa pero si el dinero suficiente para si decido marcharme poder vivir al menos hasta que encuentre algo con que subsistir.
-                            Eso lo tenía pensado- dijo- Pero no vas a irte nunca de mi lado- pensó para sí mismo.
-                            Y algo más- se quedó callada pensando lo que iba a decir.
-                            Lo que quieras- la instó a hablar.
-                            P-puedes tener tantas amantes como quieras- tartamudeó- siempre que seas discreto y ninguna de ellas duerma bajo el mismo techo que yo- bajo los ojos y miró al suelo.
Si le hubiera mirado a la cara hubiera visto la expresión de perplejidad que se le quedó a Osmar, sabía perfectamente que ella conocía sus aficiones por las mujeres, pero que las comprendiera y le permitiera tenerlas, era algo que no había valorado como una posibilidad. Debería haberse sentido complacido, muchos hombres desearían ese trato con sus esposas, pero a él no le agradaba en absoluto, se supone que ella lo había amado, al menos debería molestarla que él pudiera pensar en otra mujer mientras ella estuviera cerca, pero ella simplemente quería ser discreta.

Comentarios

EldanYdalmaden ha dicho que…
Madre mía, decir a un mujeriego que puede tener a todos las amantes que quiera.......
Lo mismo le da alas o no...

Saludoss
Tamara ha dicho que…
Jajaja, si lo quieres déjalo libre, si vuelve, es tuyo, si no, es que nunca lo fue.

Así dice la frase... Así que la está poniendo en juego.

Un besazo.

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