Isemay- Parte 22.11 VIVO


-                            Cierra la puerta cuando me vaya- la indicó cuando los hombres se habían marchado- llamaré antes de entrar- prometió.
-                            No se te olvidé- le recordó malhumorada.
En cuanto cerró la puerta y la atrancó por dentro, Isemay no perdió tiempo, se quitó el vestido, las medias, y las calzas, y  aprovechó que el agua estaba caliente para introducirse dentro de la tina, al lado, una de las mujeres había dejado un trozó de jabón, lo mojó en el agua y comenzó a frotarse el cuerpo. Necesitaba ese baño, se sentía incómoda y sucia después del viaje, cuando hubo terminado, se mojó el pelo y lo frotó con la espuma hasta dejarlo bien limpio. Se hubiera quedado un poco más dentro del agua, pero oyó pasos en el pasillo y pensó que su esposo volvía a la habitación, así que salió y comenzó a secarse rápidamente ante el fuego, los pasos se alejaron de nuevo, y respiró aliviada.
-                            No voy a volver a amarte- se prometió- no puedo ser tan necia.
Cerca de allí estaba el ato con su ropa de dormir, se colocó el camisón pasándoselo por la cabeza, y sintió un escalofrío cuando el pelo mojado le cayó sobre la espalda. Se sentó frente al fuego, para que se secara, antes de ir a cepillárselo.
En esa posición la había encontrado su esposo al regresar, como bien había dicho llamó a la puerta, y ella fue a desatrancarla, la sonrió al verla con el camisón puesto, y el pelo humedecido.
Osmar entró en la habitación mientras ella se alejaba y tomaba de nuevo la posición frente a la chimenea.
-                            Espero que el agua aún este caliente- comentó su esposo quitándose de nuevo la camisa y ella bajó la mirada.
-                            ¿Los hombres están instalados?- preguntó tragando saliva con dificultad al ser consciente de que los pantalones de su esposo habían caído cerca de ella.
-                            Dormirán bien- sonrió al mirarla sin que ella levantara la vista y se metió en la bañera.
Cuando la joven oyó asentarse el agua, se movió con rapidez levantándose de la chimenea y buscó el cepillo nerviosa, no pudo encontrarlo y vació la bolsa encima de la cama, sin volverse para mirarle.
Osmar reía ante su nerviosismo, nunca hubiera pensado que su propia mujer estuviera allí, echa un manojo. Isemay le miró cuando le oyó reír a sus espaldas y Osmar levantó el cepillo que estaba cerca de la banqueta, donde estaba el jabón.
-                            No hace gracia- se quejó la joven acercándose a él.
-                            Si puedes esperar, te ayudaré a desenredarte el pelo- la ofreció.
-                            Puedo hacerlo sola- se acercó a él y tendió la mano para cogerle el cepillo.
-                            Lo sé- dijo él retirándola el cepillo- pero quiero ayudarte.

Comentarios

EldanYdalmaden ha dicho que…
Buen tira y afloja, ahora él está sumiso pero persistente y ella, distante y fría.
Está ideal la situación para cogerla y darle un par de azotes. :) (cariñosos, claro)
Tamara ha dicho que…
Ya azotes jejejejeje... ven aca, ya verás que cariñosos son los azotes jejejeje. Isemay se lo pone de sombrero.

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