El amigo que nunca tuve 8
Al bajar al salón, sus padres la miraron extrañados, pero no dijeron nada, su padre se levantó para darle un beso, y volvió a recostarse en la silla mientras leía su periódico, la pequeña le observó desde la puerta, nada había cambiado, excepto que su madre, estaba poniéndole el desayuno en la mesa, en vez de ponerlo en la bandeja para llevárselo a su habitación.
- Huele estupendamente- oyó que decía su padre- y tu también, mi sirenita- habló a la pequeña cuando terminó de leerse su noticia del periódico.
- Hoy hace un buen día- habló la madre ahora- y veo que tenemos compañía para desayunar- sonrió y colocó una silla para que la pequeña dejara el peluche a su lado.
Minutos después su padre se fue a trabajar, pero antes de eso, habían hablado de las noticias del periódico, de lo que su padre iba a hacer durante el día y de todas las cosas que tenía que arreglar en casa al regresar. Su madre habló del fin de semana y de la invitación a una fiesta de cumpleaños, a la que no irían, pues la pequeña no querría salir de casa.
La niña observó como su madre no le daba importancia a no salir de casa, había aceptado que sería así hasta que ella faltara. Tal vez, ella estaba siendo muy egoísta, vale que estuviera cansada, pero podía ir a casa de su abuela, y celebrar el cumpleaños con ella, si no porque le apeteciera, a lo mejor a su madre la gustaba pasar ese día con su familia.
- Podríamos ir- comentó al fin antes de cambiar de opinión.
Su madre, levantó la vista de su desayuno para mirarla fijamente, como si se hubiera vuelto loca. No le recriminó nada, ni siquiera un reproche, solo sonrió.
- Me encantaría- la contestó.
Comentarios
Saludos.
Un besazo.
Un besazo.
Besos.