Isemay- Parte 29.4 MUERTO



Le había dado el pecho, jugado y cambiado varias veces, pero cuando se quedaba dormido, ella volvía a sentarse frente a él, en la misma posición. Guardando sus sueños, protegiéndole del resto del mundo. Olaft era lo más valioso que ella podría tener en la vida.
-                             Cuando lleguemos a Halk, podrás dormir más cómodo en tu cuna, y pediré al rey que escriba a tus tíos, ellos cuidaran de nosotros- le susurro mientras se arropaba con la sábana- enseguida vuelvo- lo beso en la frente.
La siguiente vez que miró por la ventana había anochecido, como automatizada, fue hasta uno de los baúles, sacó un camisón limpio, sin pensar siquiera si era bonito o adecuado para esa noche. Ya, en el camarote contiguo, vertió un poco de agua en la jofaina, para poder limpiarse.
Se lavó a conciencia, quitándose cualquier rastro que pudiera quedar de los hombres que ese día la habían tocado. Después, se cepillo el pelo y lo trenzó alrededor de su cabeza.
Cuando el camisón limpió pasó a través de su cabeza y cayó sobre sus hombros, se sintió renovada. Olaft comenzó a llorar de nuevo, y ella lo cogió entre sus brazos para darle de comer. A los pocos minutos cuando el pequeño succionó su pezón dentro de la boca, se sintió viva de nuevo y más limpia de lo que podía haberse sentido jamás.
-                             Sabes hijo- dijo al ver que Olaft se quejaba- mamá debería comer algo, sino no vas a tener leche durante mucho más tiempo- sonrió mientras lo separaba de sí y lo ponía sobre sus piernas para mirarle.
Era tan perfecto, la noche que lo crearon ella había dado todo el amor que sentía. Su cabecita pelona, la hacía cosquillas sobre las piernas desnudas, y los puños se agitaban delante de su cara, la boca estaba contraída, como si todavía mantuviera el alimento de su madre en ella, y la pequeña lengua aparecía de vez en cuando para mojarse los labios. La ira volvió a surgir en ella.
-                             ¿Sabes Olaft? Pediré al rey que me busque otro esposo, un buen padre para ti, uno que nos quiera a ambos, o al menos adore el suelo por donde tú pisas. Quiero verte crecer, sano y fuerte. Heredaras las tierras de tu padre. Incluso dejaré que vivas con él cuando crezcas sí así lo deseas.
Cogió a su hijo contra su hombro y golpeó la espalda muy suavemente como había visto a Tricia hacerlo. El pequeño eructó a los pocos minutos, y en esa misma posición se acurrucó contra el cuello de su madre y se quedó dormido.
-                             Vaya hijo, eres todo un dormilón- rió al sentir como la mojaba el camisón con las babas que no era capaz de controlar dentro de la boca.
Sobre la cama, Isemay le cambió de ropa, y le colocó una pequeña camisa, muy ligera, para que durmiera tranquilo, esa noche hacía mucho calor. Después, lo acostó junto a ella en la cama y lo arropó con sus sábanas. Sabía que no debía hacerlo, pero el contacto con la piel de su hijo, era lo único que podría calmar sus horas de soledad futuras. Y abrazándole se quedó dormida.

Comentarios

sabores compartidos ha dicho que…
El amor de madre, dicen que como ese no hay nada.
Yo creo que Isemay se ha precipitado al hacer sus juicios pero ella lo ve en primera persona, ejjej hay que respetarlo pero otro marido.... no se yo.
un besote y buen lunes niña
Tamara ha dicho que…
Jajajaja, eso dice siempre mi madre Orthos, que como una madre te quiere no lo hará nadie, pero, cuando sea madre os lo cuento... Lo de otro marido, no creo que Osmar la deja. Un besazo.
EldanYdalmaden ha dicho que…
Bastante impulsiva la Isemay, tal vez al ser tan niña pero bueno, siempre hay tiempo de rectificar y esperemos no caiga de la sartén al fuego con el nuevo amor que pide al cielo.

Saludos
Tamara ha dicho que…
A veces más vale malo conocido que bueno por conocer, de esto estoy segura Dany, lo mismo Isemay se arrepiente de lo que pide.

Un besazo.

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