Y unos días después, o tal vez unas horas, o simplemente unos minutos, el caballero abrió los ojos de nuevo.
- Qué raro, se dice que en el infierno hay diablas y lo que veo parece un ángel.
La visión le rozó los labios con algo dulce y el guerrero descansó.
Y volvió a soñar, pero esta vez, sintió unas manos suaves recorriendo su costado, mientras seguramente le tocaban con dulzura la carne magulla, o tal vez no tanta dulzura, porque le escocía a rabiar un líquido que vertían sobre sus heridas, como si cien espadas le traspasaran allí, donde más le dolía.
Comentarios
Sisisis
Un abrazo
¿Dónde se esconden los ángeles? ¿Por qué, si los llamo, nada me dicen?
Besos.
Un besazo.
¿Los ángeles? Mira a tu lado, seguro que tienes uno.
Un besazo.