Isemay 38.4 EXILIADO
- Quiero subir al papallo- oyó tirar a su hijo de la manga.
- No puedes hijo, tienes que ir aquí dentro.
- Pero quiero subir al papallo- volvió a insistir.
- Montarás cuando paremos Olaft, ahora debes ir aquí dentro- le regañó ante su insistencia.
- Mama esta triste- dijo el pequeño poniéndose en un rincón.
- No, mama no está triste, solo está preocupada, ven anda- extendió los brazos hacia su hijo- mama va a contarte un cuento.
Dos horas después pararon en una posada, intercambiaron los caballos y dejaron que Olaft y las hijas del rey corrieran un rato. Las nanas se ofrecieron a estar atentas a los niños, pero aun así Isemay no se separó de su hijo en todo el rato, prefería estar allí fuera, no dentro de la posada donde seguramente el rey volvería a interrogarla.
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