Isemay 40.5



Isemay se levantó con un fuerte dolor de cabeza y oyó a su hijo moverse a su lado en la cama, lo arropó y observó cómo al levantarse de su lado el pequeño se estiraba para ocupar el mayor espacio de cama posible. Lo miró desde el hogar y atizó el fuego, mientras llamaba a la doncella que dormía en la habitación continua.
-                            Pide que me preparen un baño- la pidió en voz baja para no despertar al niño.
Unos momentos de soledad no la vendrían nada mal, antes de que Olaft volviera a comportarse como un torbellino.
-                            ¿Pido también que le suban los baúles con su ropa?- preguntó la joven.
-                            Sí, claro- dijo mirando de nuevo su alcoba- no recordaba que no los subieron anoche.
-                            Reynald pidió que los guardaran en otra alcoba, haré que los traigan enseguida- dijo saliendo de la habitación.
El suelo de la corte estaba frío, ella lo recordaba muy bien, pero toda su habitación estaba cubierta de alfombras, era la manera en que el rey amortiguaba los pasos de sus hijas corriendo por la planta de arriba. Sonrió ante la ocurrencia, y volvió a tumbarse en la cama con su hijo. Estaba sudando, y el pelo revuelto le caía sobre la cama. Con cuidado de no despertarle le apartó un mechón de pelo y observó sus mejillas sonrosadas, era tan bello, y a la vez tan parecido a su padre.

Comentarios

EldanYdalmaden ha dicho que…
yo creo que Isemay vería la cara de Osmar aunque mirase a una cabra, nunca lo olvidará.

Un abrazo.
Arte de enseñar ha dicho que…
jajajaja, el amor es así, y ella lleva amándole demasiado tiempo.

Un besazo.

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