Latidos- Capítulo 4.1



                Nadie sabía de ella, ni su familia, que no habían comprendido jamás el porqué de una boda tan apresurada y la creían una inconsciente, ni tampoco él.

                Mil veces se le había pasado por la cabeza llamarla, pero ella ya se lo había dicho, si la sacaba de su vida no volvería a verla más, y el día en que ella se marchó, él la dijo que jamás volviera.

                En los ocho meses que habían pasado desde entonces, ella jamás le pidió el divorcio, entonces, bajo todos los efectos legales era aun su mujer, tampoco él sabía como localizarla para hacerla desaparecer de su vida para siempre, y no lo hubiera hecho, quería, necesitaba que volviera junto a él a cada segundo que no la tenía a su lado.

                Anhelaba abrazarla en las noches, el olor de su piel, la sonrisa al despertar, sus manos sobre su pecho, recorriendo su espalda… Quería que todo eso volviera.

                Y ahora esto, una llamada de madrugada que le decía que su hijo llegaba al mundo y la madre se moría.

Y la madre no era otra que la mujer a la que tanto echaba en falta, y no era otra que a la mujer a que ante un altar había entregado su vida y había jurado proteger, servir y amar. Y si, menudo servicio y protección la había dado, se estaba muriendo y él estaba impotente ante eso.

Comentarios

Aglaia Callia ha dicho que…
Vaya forma en que has entrelazado las historias, que son la misma, me encantan.

Feliz año.
EldanYdalmaden ha dicho que…
nadie va a morir, nono
Profeeeeee, es nochevieja, aquí no muere más que el 2012
Un abrazo
Arte de enseñar ha dicho que…
jejeje Aglaia, me alegro de que te guste, habrá más, sin duda. Un besazo.
Arte de enseñar ha dicho que…
jajajaj Dany, no se yo, la muerte no descansa en día festivo. Un besazo.

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