Una nueva vida- Capítulo 2.2
— Se fuerte mi pequeña, pues todo lo hacemos por ti- esas eran las últimas palabras que su padre la había dicho antes de marcharse y que ella recordaba cada día deseando que volvieran.
Con el paso de los años el pelo de la joven se le había oscurecido y ahora tenía un tono de reflejos castaños, al contrario que los ojos que se la habían aclarado volviéndose de un color miel.
Radians se olvidó de su madre con la que había perdido el contacto hace muchos años, pero aun así no veía a su abuela como una madre, Rina era muy buena, la cuidaba, la daba todo lo que podía desear una muchacha de su edad, pero no la daba respuestas que era lo que Radians quería; Rina la inculcó desde muy pequeña que estaba destinada a casarse y que en un futuro la presentarían en sociedad, pero Radians no quería eso, ella quería viajar, como lo había hecho su madre o por lo menos como le había contado Rina.
En una de sus conversaciones, la mayoría de ellas por las noches, cuando ya Radians estaba acostada en su cama y su abuela iba a darla el beso de las buenas noches, Rina la comentó aspectos de la vida de su madre.
— Rina- la preguntaba Radians por las noches- ¿mi madre viajaba mucho?
— Tu madre, siempre fue una mujer preocupada más de su vida que de los demás, la encantaba viajar, jugar con los hombres, aun estando casada con tu padre, quería que dos o tres hombres la hicieran la corte, pero tu, mi pequeña, no debes ser como ella, tu tienes que ser feliz, casarte y respetar al hombre elegido. Yo no amaba a tu abuelo y me case con él, ahí mi Locuples, yo amaba a otro hombre, pero al casarme me centre en él y en mis hijos y mira, mira mi pequeña, todos se marcharon, debía haber hecho más caso de tu abuelo, a lo mejor así, ahora él estaría vivo, lo di todo por mis hijos y ahora, todos me han abandonado, pero me quedas tú mi niña, prométeme que siempre estarás a mi lado.
— Te lo prometo, Rina. Aunque no eres mi madre, eres tú quien me has criado- con esas palabras Radians resumía el cariño que tenía a su abuela.
Jamás la había llamado abuela, pero es que era algo que a Rina no le gustaba, decía que la hacía sentirse muy mayor y la apagaba las ganas de vivir, cosa que aun la quedaban muchas.
Continuará en unos días. Un besazo.
Comentarios
Quiere a su abuela, pero es lógico que extrañe a sus padres
Me gusta cómo va esta historia
Besos
Un abrazo
Bonito capitulo, jeje yo tengo una gata con los ojos color miel y son una pasada.
unos besotes
Un fuerte abrazo, Tamara.
Compuseste uma personagem de neta admiravel!
Como algumas avos gostariam se ser assim amadas pelas suas netas!
Parabens pela tua brilhante composiçao.
Beijinhos
Beatriz
Un fuerte abrazo.