Una nueva vida- Capítulo 18.1
José bajo a la sala donde le esperaba su padre sentado en un gran sillón, bebiendo una copa de coñac y revisando unos papeles. Cuando oyó la puerta levantó la mirada y dejo los papeles a un lado.
— ¿Qué ocurre hijo?- preguntó Mateo
— Padre, lo que la ocurre es... que la herida de bala que le causaron por culpa de mi madre, solo ha cicatrizado por fuera.
— Bien, pues habrá que abrirla y empezar desde el principio- comentó tranquilamente y volvió a coger los papeles
— Pero padre, fue por nuestra culpa y no es tan sencillo, sus padres no tienen dinero para pagarla un buen médico, además debe estar en reposo y yo sé que en su casa no lo estará, y por otra parte su madre no quiere que ella este aquí y dudo mucho de que Radians asienta cuando se despierte.
— ¿Qué quieres?- levantó otra vez la vista de los papeles- No te andes con rodeos, sabes que no me gusta.
— Quiero que la dejes permanecer en casa el tiempo que necesite de reposo y que la paguemos los mejores médicos, además necesito un lugar para que sus padres se hospeden pues no querrán separarse de ella.
— Nosotros correremos con todos los gastos, pero en cuanto cobre el conocimiento se la trasladará a su casa- dijo tranquilamente.
— Padre, allí no guardará reposo
— Y tú aquí tienes a tu prometida y no quiero discusiones con su familia José, no tengo nada más que añadirte, se irá en cuanto recobre el conocimiento.
— Padre...
— Esta es mi palabra y ha de cumplirse
— Muy bien, no iba a recurrir a esto pero veo que será necesario…
— ¿Vas a amenazarme, hijo?- le preguntó levantándose de la mesa
— No es una amenaza, solo te digo que Radians no saldrá de esta casa, es mía y no quiero que salga de aquí hasta que no esté recuperada
— ¿Y tú prometida?, ¿Quieres que tengamos problemas con su familia?, de verdad eres un insensato cuando se trata de esa joven
— Lidia lo entenderá, además Radians y ella se llevan de maravilla y no tiene por qué enterarse de que es la chica a la que he estado buscando
— Hijo mío, las mujeres no entienden eso, tu eres su prometido, vas a casarte, se merece un respeto y tú debes proporcionárselo sino quieres que salga huyendo y se lo cuente todo a su padre
— Lo hablaré con ella y si está de acuerdo, se quedará aquí
— Espero que te disculpes por lo que has dicho antes, lo tomaré como un momento de mosqueo, pero no me vuelvas a hablar de ese modo.
Continuará...
Comentarios
Besos
Isto é que é gostar e preocupar-se!
Ao ponto de discutir com o próprio pai!
Cada vez gosto mais do que leio.
Um beijinho
Beatriz
Pero José ha estado a la altura para mi gusto
Besos