El amigo que nunca tuve 3
Entre sus brazos, se llevó el pequeño peluche a casa, su madre miró al peluche roído y destartalado extrañada, pero rara vez la regañaba por algo, sabía que su hija tenía suficiente con sobrevivir, aunque a veces la pequeña echaba de menos eso, a lo mejor es lo que necesitaba para volver a ser la que era, que todos los demás la trataran como si fuera normal.
La pequeña llegó a su casa y pensó en la manera de cuidar a su peluche, estaba sucio, muy sucio, con las marcas de las ruedas sobre él, y aunque ella estaba cansada, pensó que antes de irse a dormir, le debía al menos eso al pequeño peluche, un buen lavado para aliviarle de la suciedad.
Sin pensarlo, y ante los ojos atentos de sus padres la vieron ir al baño, llenar la bañera y meter a su peluche. No sabía por qué, pero antes tocó el agua para ver si estaba caliente, aunque sabía que su pequeño peluche no lo notaría.
Cuando sus doloridos huesos estaban cansados, el agua caliente y relajante siempre la ayudaban, en otro tiempo, hasta las sales de baño la habían acompañado en sus largos e interminables baños, ahora no, ahora, solo quería darse una ducha rápida y volver a su cama, su escondite, su cobijo, su soledad.
Pero le debía eso al peluche destartalado, al menos, así le ayudaría a descansar en paz.
Comentarios
Seguimos profe
te sigo leyendo...
Besos.
Un besazo.
Un besazo.
Un besazo.
Ya me ire integrando en la lectura.
un besote niña
Y no te preocupes, sabes que aquí se siente tu cariño, aunque no tengas mucho tiempo, lo importante es saber que estáis bien.
Un besazo.