El astronauta


El astronauta

Llevaba ya 15 días en el espacio, 15 días en los que se sentía realmente sola, solo dentro de la nave podía quitarse esa escafandra tan incómoda que se empañaba cuando respiraba, y solo dentro de la nave, podía evitar volar por los aires continuamente.

Había sido su sueño desde pequeña, luchar por ir a la luna, pero… ahora que estaba allí, ¿Qué se podía hacer?

Después de estudiar mucho, y conseguir una beca de estudios, la habían otorgado el honor de ser la mejor de su promoción, como regalo, un viaje a la luna, su primera misión como astronauta, y bueno, tuvo que hacer la maleta en pocos días, y evitar los llantos de su madre.


Su nombre era Ylenia, y allí se encontraba, sola, con mucho frío, y un poco de fiebre, realmente todo aquel movimiento de la nave la mareaba.

Poco a poco, agarrándose a los pocos muebles que habitaban su nuevo hogar, fue a la maleta que había realizado días antes de partir hacia allí, su madre la había había ayudado, y bueno, un montón de cosas inservibles habían metido en ella, como un bañador.

   ¿Acaso hay piscinas en la luna?- le había preguntado a su madre.

   No se sabe hija- fue la contestación de su amada mamá- las cosas han mejorado mucho en los últimos tiempos, tal vez, encuentres una por algún lugar.

   Pero madre, eso esta desierto- contestó Ylenia explicándola.

Pero nada, cuando a su madre se la metía algo en la cabeza, era bastante difícil sacarla de ello, así que allí estaba, en la luna, con un bañador, y…

   ¡Maldita sea!- dijo Ylenia- la única cosa que quería traerme y se me ha olvidado.

Nerviosa por no encontrarlo, comenzó a sacar todo de su maleta, poco a poco la nave se iba llenando de cosas que allí no la servirían para nada, un mantel de navidad por si tenía invitados, papel de regalo, hojas para mandar cartas, un lapicero ya sin punta, un cuchillo para cortar carne… Nada servía y a él seguía sin encontrarlo.

   ¡Estas aquí!- dio un grito cuando al fín lo encontró.

Y es que en aquella nave, cuando más sola se sentía, al único que necesitaba, era a su mono de peluche.


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Comentarios

Unknown ha dicho que…
Ylenia sabía lo que quería, su oso de peluche que ni muerde, regaña ni te lleva la contraria, sólo te da calor y compañía.

Besos,
Francisco Espada ha dicho que…
Lo más lejos de mi imaginación no es la distancia de la tierra a la luna, sino que la astronauta buscase en sus pertenencia un peluche. Jajaja.

Besos
Aglaia Callia ha dicho que…
Excelente remate, Tamara, no hubiera imaginado algo así, aunque comprendo al pobre astronauta.

Besos.
Charo ha dicho que…
Cuando una persona está lejos y se siente sola , lo que con más ansias busca y quiere tener cerca es algo que le una a lo que en esos momentos le falta , aunque sea el roce de un muñeco de peluche . Lo se por experiencia propia.
Un abrazo
Tamara ha dicho que…
jejejeje yo quiero un hombre así en mi vida Saudades jejejej. Un besazo.
Tamara ha dicho que…
jajajaja, ainsss Francisco, te sorprendería ver que mi mayor tesoro son mis muñecos jejeje. Un besazo.
Tamara ha dicho que…
Aglaia jejejeje, me alegro de sorprenderte con el final. Un besazo.
Tamara ha dicho que…
ainsss Charo, la verdad es que yo tengo un peluche en mi vida, que me trajo momentos inolvidables para mis ratos nostálgicos. Un besazo.

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